Durante el transcurso de la temporada estival los corrales de pesca constituyen un medio ideal para que los más pequeños lleven a cabo pequeñas actividades de “exploración” en las que su natural curiosidad infantil les conduce a intentar llevar a cabo la captura de pequeñas especies animales (pequeños peces, camarones, cangrejos y otros pequeños crustáceos).

Esta actividad, en sí misma, no resultaría excesivamente perjudicial para el entorno si los menores, o incluso sus padres, asumieran como propias las recomendaciones realizadas por nuestras Asociaciones: mantener las capturas en el interior de recipientes con agua (que habrá que sustituir convenientemente para permitir la adecuada oxigenación de las “capturas” y garantizar su supervivencia) y devolverlas con vida al agua antes de retornar a casa.

Lamentablemente sigue siendo frecuente a día de hoy comprobar cómo hay una multitud de menores que retornan a casa con cubos que contienen ínfimas capturas que a nadie benefician por no tener ningún aprovechamiento posible (y ello sin entrar en consideración de que constituye una actividad que se encuentra al margen de la legalidad).

Si bien pudiera parecer que se trata de una cuestión menor, hemos de considerar el efecto conjunto de varios cientos (quizá hasta miles) de niños que realizan la misma actividad durante 92 días seguidos y hasta en dos ocasiones al día (en cada bajamar diaria)

Al sumar todas estas pequeñas capturas resulta que, poco a poco, se esquilma de manera paulatina la crianza en el interior de los corrales, lugar en el que permanecen las especies en sus fases más vulnerables (ova, alevín, juveniles) en búsqueda de refugio.

A un mismo tiempo, con esta actividad también se elimina el escalón base de la cadena  alimenticia propia de este entorno, por lo que las especies mayores también sufren el impacto de esta acción continuada.

En el año 2009 estas Asociaciones llevaron a cabo una campaña para desterrar la venta de las camaroneras que constituyen el medio con el que los menores (y no tan menores) hacen sus capturas. Lamentablemente el esfuerzo altruista de gran parte del comercio local resultó baldío porque una minoría se resistió a seguir vendiendo dichos elementos, porque eran adquiridos en otras localidades o porque se reutilizaban los comprados en años previos.

Este año se ha procurado, nuevamente con solicitud de colaboración al comercio local, que la información del auténtico impacto ambiental causado llegue a los responsables del mismo. El procedimiento utilizado ha consistido en el reparto, a partir del pasado día 14, de varias docenas de ejemplares de una simple guía de recomendaciones a cada establecimiento que comercializa estas artes para que los distribuyan entre sus clientes.

Simultáneamente se ha solicitado la colaboración de la Delegación de Medio Ambiente y, muy especialmente, de la Delegación de Playas para que esta información llegue a los usuarios a través de los puntos de información y de los propios servicios de vigilancia de playas.

 

Chipiona, a 15 de julio de 2011.-

 

Asociación de Mariscadores de Corrales de Chipiona “Jarife”.-

Asociación Ecologista “Eriphia”.-

Club de Amigos de la Naturaleza “Scipionis”.-