Una vez conocida la estructura de un corral de pesca es bien fácil tomar conciencia de cómo funciona: la pleamar cubre totalmente la instalación, permitiendo el paso de los animales sobre la pared principal (durante la pleamar, dependiendo de su coeficiente, hay aproximadamente entre 1,5 y 2,5 metros de agua entre la parte superior de la pared del corral y la superficie del agua).

Cuando el nivel del mar, por la acción de la marea vaciante, queda por debajo de la pared principal, las especies que no se han retirado a tiempo quedan encerradas o acorraladas, posibilitando así su captura con los medios artesanales de que se hace uso en esta fórmula de pesca a pie o marisqueo tradicional.

Cuando el nivel del mar queda por debajo de la pared principal, la masa de agua puede continuar saliendo por los caños, impidiendo los zarzos o rejillas que con ella se vayan también los animales acorralados.

Cuando falta un determinado lapso tiempo para alcanzar la bajamar (es decir, antes de que el momento de máxima bajamar se haya registrado, porque revisar toda la superficie del corral requiere su tiempo y es preciso terminarla antes de que el agua comience a llenar el corral, máxime si también hay que realizar algunos trabajos de mantenimiento) se inicia la cata.

Ese “tiempo determinado” dependerá de cada corral en concreto, pues algunos se levantan sobre lajas más altas que otros (o incluso que no las tienen), por lo que serán los primeros en quedar vacíos y, simultáneamente, serán los últimos en llenarse, permitiendo que la marea en su interior sea más larga.

Funcionamiento del corral.

 

Corral Cabito 5 horas antes de la bajamar.

 

Corral Cabito 2 horas antes de la bajamar.

 

Corral Cabito en el momento de la bajamar máxima.

 

Corral Cabito 2 horas después de la bajamar.

 

Corral Cabito 5 horas después de la bajamar.